Javier, mi hermano, tiene una discapacidad psíquica de nacimiento. De hecho es una deficiencia que ni siquiera debiera permitirle caminar. Sin embargo hoy por hoy es un niño completamente normal con algunos problemas de habla y de motricidad gruesa. Hace deportes como tennis, fùtbol, baila, va a fiestas... de hecho mucha gente no se da cuenta de que tiene un problema hasta que abre la boca.
Él fue el que más disfrutó de este espectáculo, que vimos en la tribuna Caupolicán del estadio Monumental. Gritó y puteó como el que más. Vibró con el gol de Quiroga y hasta se compró su tremenda bandera a la salida.
Ni a la entrada ni a la salida hubo problemas de ningún tipo. Al espectáculo asistieron 10.800 personas y todos gozamos de una jornada de entretenimiento familiar y como siempre coronada con un triunfo del Albo.
Me emocioné mientras escribía estas línas, sobre todo por lo de Javier, y espero sirva para incentivar a la familia colocolina y a todos quienes no frecuentan los estadios por pensar que son inseguros. Señores, esos tiempos oscuros están atrás. Lo que el fútbol necesita hoy para resurgir es que la gente vaya a la cancha y las condiciones estádas para acudir para adultos, jóvenes, mujeres y niños.
Un Saludo a Todos
Que bien Sr.Editor, lo felicito y ojalá que en el futuro aumente el interés por asistir a los estadios en familia. Que buena idea es convocar a la familia y en su caso particular, incentivar a quienes sufren discapacidades para que participen como todo el mundo. Eso es ser bien nacido y chileno.
ResponderEliminarQue su ejemplo sea una nueva ventana para la familia chilena.
Wena pipe, hasta yo me emocioné al leer tus lindas palabras. Te apoyo plenamente en tus comentarios y ojalá que sea una alternativa de esparcimiento y seguridad plena para disfrutar en familia. Todo mi afecto por tus acciones y hermandad.
ResponderEliminartu amigo